miércoles, 15 de septiembre de 2021

De bata blanca pronuncia palabras

cercanas al dolor de daga

filo empuja el pecho en la respiración de una despedida

contracciones y pastillas anuncian

lo que hasta ayer tenía vida

 

Sollozos penetrantes de cachorros humanos

melodía en grito

coctel de sonido

En lo alto del agudo,

las que extienden brazos

y no encuentran manos

 

Concierto de opera vacía

ninguna amiga

ni su madre

marido ni padre

Las butacas,

cuatro paredes descascaradas

Y mi alma

 

Parió allí,

envuelta en plásticos

sin flores ni cuadros

cartón corrugado acunaba al no nato

 

Un hijo, una hija.

tres intentos

en su teléfono la voz de un hombre

Preso

desde otro teatro, también venido abajo

no permite parar los intentos.

 

En qué año y lugar

dijeron

Maternidad

no huele a muerte y soledad


A Mariela

Con la biblia sobre su vientre

peina su pelo negro, lacio, largo, de raya al medio
El peine pasa de una sola vez
Comienza en la raíz
finaliza en las puntas
Se desprende de cada hebra un sonido que recuerda a reinas del sur
Un sur olvidado, empobrecido
Un sur que estampa privilegios en la cara.

Como buena reina se baña en perfume
Y las cuatro paredes abandonadas
son ahora un campo que huele a jazmín.
La vi caerse
La vi levantarse con ayuda de su marido Jesús, que la acomodó sobre sus pies para ayudarla a caminar.
La escuche en su trabajo de parto
La escuche pronunciar el nombre de su hija
La observe irse con las piernas dormidas,

para despedirla.

Al llegar la televisión transmitía un documental
Las mujeres andinas y su cosmogonía
Lo sagrado y fundamental del vínculo con la madre tierra
Dispondrá la capacidad
Para gestar, traer vida al mundo
De la siembra, los frutos.

Con la biblia sobre su vientre
Peina su pelo negro, lacio, largo
Y es ella más parecida a Bartolina Sisa
Que a la virgen María.

visceral

Escupe coágulos casi con el mismo ritmo que la respiración

Pasaron siete días
Muchos meses
Algunos años.

Dos pasos, otra respiración,
sostener la panza como si fuera a caerse
y escupirse por el mismo canal
Invisible
alguien pincha.
Caen densos
Como quien pone granadas
en casa aliada

No hay fuerza vital
Con tanta sangre que se va
Sin embargo, tocan y vienen a reclamar

Solo puedo nombrar
Lo que pasa por el cuerpo
Y a veces
Como hoy
tampoco eso

El instante
entre la muerte y la vida
será quizas un espasmo más
Mientras tanto te pido
Por donde viniste te podes retirar

Lo que puede este cuerpo poético
Escribir casi en el instante preciso del dolor visceral.

11 de julio

Hay un sentido de Época.
Que revienta
ante mi corazón
Para partirlo en dos.

El espacio que abre
Tiene la misma distancia
Que me separa de esta tierra llana
Y el jardín de acuarelas verdes
Que trepa en su contradicción.

Resignificar.
Volver a preguntar
si ese discurso
Que armaron
con lápices populares,
Y armas de defensa del amor
(heterosexual)
Aguanta el mismo significado de libertad
De la vieja guardia que hoy
Ya no está.

Tu tiempo histórico
se desnuda ante jóvenes
de cuerpos flacos y sin camisa
Se carga a propios
Que quieren
dejar la dieta
del sofrito de arroz.

En el pecho
Un papá que dice no trabajó la zafra
Gracias a la revolución
Y después de andar
Universidades y Mares
está en esta tierra llana
Con gente blanca movilizada
Para pedir que vuelva a la zafra.

En el cielo
Un abuelo que de simple maestro
Pasó al ministerio para formar obreros mecánicos calificados.
Escucha
Como dicen
-fin de la dictadura
Los mismos que impulsaron planes maestros
Para verlos caer

Rapiña no perdona
Sesenta años después
Da vuelta las cosas
Y habla de libertad poniendo bombas en Siria y Afganistán.

Mi corazón,
Abierto en dos
Tiene la misma distancia
De la grieta que se hunde
Entre los idealistas de tu revolución
Y los paladines de un imperio sin perdón.

los que estamos en el medio,
Ca

e

mos

Caemos

Tenemos como único fundamento
El corazón
Repleto de guaguancó
Sin sol de malecón
Y una la familia implorando medicación.

jueves, 20 de mayo de 2021

beca

 El cuerpo dijo pará

La sangre dijo pará

No tenes mas oxígeno para trasladar

Mientras tanto el Estado rechazó un beca

De esas de mierda que te dan para pilotear

El fin 

De mes en mes los coágulos avisaban algo esta 

Mal de cordialidad llegó un mail 

En el que no me pude anotar porque 

Ya no hay relación con la institución

¿me estas jodiendo?

Si el titulo todavía no lo tengo 

Ni sacar el boleto gratuito 

Puedo 

hasta el cinco, Puedo 

pagar

el 6 se va todo

en alquiler

tarjeta  

comida

y en las clases de baile 

a las que no puedo ir porque cuerpo dijo 

pará

me espera la última materia,

Y quién le explica al Estado que 

El oxígeno no llega a mis manos

Que necesito esa beca de mierda 

Para pagar la médica 

Que me dirá

Anémica 

anda a descansar.

Porque mi obra social

Llamada empleadas de casa particular

No sirve para una mierda

Entonces tengo que pagar 

Y así sí evitar 

soportar

a la empleada del mostrador 

que se cree patrón

Con su cara de toor

Ningunea La clase social 

a la que también pertenece

Ella, no tiene sentido hablar de ella. 

Sino decir que tengo que pagar  

La médica, 

Para que me diga nena

Toma la verde en hebras 

Que después se hace

Materia que no rendí 

Por la que sigo 

siendo estudiante

Alguien que le avise al maldito estado

Que sigo 

siendo una perra estudiante 

Y que me dé su maldita beca

Para llegar 

A lo que llaman progresar  

Y así sí trasladar 

Oxígeno ¡por fin!

miércoles, 11 de noviembre de 2020

5 CALABAZAS.

Cinco calabazas, cascarilla y miel.

Bailo a lxs orichas
Con una mujer negra
Que me enseña
Como puedo sanar mis dolencias.
Cinco velas amarillas.
Que me acerca a mi tierra,
Que tanto me han dicho, no es ésta.
Por eso, quizás, me dice
cubanita veintecerodó
Cinco días.
Cuenta los pataki,
Hace preguntas
De un lado, la bandera cubana
Del otro, altar a Changó.
Una limpieza cada día.
¿Quién es el dueño de los truenos?
¿Quién baila con una cola de caballo?
¿Cuál es su número?
¿Qué colores lleva?
¿Qué tiene en la mano?
¿Cuál es su nombre?
¿Cuál es su día?
Enseña, pone a prueba
Cuán colonizada esta esta tierra.
Torso levemente inclinado,
Con fuerza.
Apaga la música.
“Sus hijos son muerteros,
ia tu sabe
esa gente que puede sentir
las energías de su alrededor
Las energías negativas de las personas y alejarse,
o acercarse”.
Dale al torso, torso, torso,
vamo, con fuerza.
(fuelza, sin r)
apaga la música.
“Sus hijos son esa gente
que tiene suerte,
(suelte, sin r)
Que de siete cosas, seis le salen bien”.
Y al final, todo al río.
No sé de quién soy hija,
Pero me enseña que a los santos se llega
Primero por salud
Y encuentro allí, en esa simple palabra
de cinco letras
respuestas.
No era cuestión de
llego,
doy parche
y aprendo.
Porque me respeto,
a mí y a mis ancestros.
Una de las pocas cosas
Que en mi vida hago lento,
con tiempo.
Estuve en mi tierra, que tanto me dicen no es ésta.
Y supe decir no,
porque para esas palabras
aún no estaba preparada
“Que tiene una vaina en la otra mano”
Y volvieron los recuerdos.
¿Dónde esta la vaina que había en casa?
Nadie sabe,
sólo quedan fotos.
Lo que se hereda,
aunque a veces se olvide,
llega,
no es mágico.
Hay que buscarlo
Pero que no se te olvide
“Tú no escoges el santo,
El santo te escoge”
Tengo una maestra,
Que me mira a los ojos,
me mira los pies,
y afirma tú no eres de aquí.
Me pone la pollera,
con sus manos negras
Aquí, en mi tierra
Que tanto dicen, no es nuestra.
Mérida.


Foto: compañía folclórica raíces profundas, Cuba


sábado, 24 de octubre de 2020

Memorias.




Este disco escuchaba mi mamá cuando yo estaba en su panza.

Se lo había mandado mi papá cuando todavía estaba allá. 

Las únicas las redes que existían, mandar cosas en paquetes, escribir en papel, teléfono fijo y mar. 

Me lo confirmaron recién por whatsapp, porque vi que lo estaban escuchando por Spotify.

Este disco llegó en esas correspondencias que ella buscaba en el correo y encontraba abiertas. 

Los milicos seguían actuando, revisando todo lo que venía de Cuba, aún ya habiendo salido de la dictadura.  

Mi vieja vio en vivo a Afrocuba 

cuando vinieron a Central con Silvio en 84, 

en ese recital que celebraba que los genocidas ya no estaban.

En ese disco hay una canción que se titula Lucumí y dice así:

"No hay en el mundo un ser

Que me pueda decir

que le gusta la rumba más que a mí.

Yo soy descendiente de allí

donde los negros calmaban su sudor

al ritmo del tambor".  

Sigo siendo lápiz y papel, recuperé Afrocuba.

La historia previó que sea agitadora en esa cancha de Rosario Central 

Y esa pibita, que por allá, se sumó a militar cuando conoció lo que significaba identidad y qué sucedió con la dictadura militar.