viernes, 5 de septiembre de 2014
Desvelo.
Los ojos como un búho
alumbran una noche que no muere.
Las horas pasan, y no hay respuesta
mas justa que el olvido.
Envidió el último respiro
que la penetró en la profundidad noctámbula.
Su día no tendrá descanso,
pero por lo menos aquí encontró
el remanso de escribir
sin el desparpajo rutinario.
Entregó la vida, a las noches vacías,
que despertarán las penas,
de los que no supieron conquistar.
Hoy el reloj la hizo descubrir.
El insomnio es producto de la consciencia
obligada a ignorar.
Sabiendo que dormida o no deberá imponerse,
sobre el deseo expectante de lo efímero.
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