domingo, 18 de diciembre de 2016

¿Cómo armaban su confianza?

Eran las nueve de la noche. Sólo podía esperarla cinco minutos. A las nueve y cuatro llegó la madre. Pensé lo peor. ¿Se la habrían llevado? Tensé los músculos de la mandíbula como si esa fuerza pudiera detener, por arte de magia, el posible hecho.
La mujer de unos setenta años de edad se acercó, me preguntó si era yo. Con una duda que me carcomía la sospecha, le dije que sí. Habló. Me dijo que Paula tenía una gastroenteritis y no pudo llegar a la cita. Respiré profundo, como aquel que sale del agua después de haber estado sin largar aire durante los veinticinco metros de una pileta de natación. Me informó el recado: en una semana, misma hora, mismo lugar. Le agradecí a la mujer de cabello gris que se había tomado el sesenta desde el Conurbano hasta el barcito de La Capital. Terminé mi café y emprendí la marcha. 
Eran épocas en las que el compañerismo y la militancia por la causa común armaban nuestras relaciones de una manera particular, con una profunda solidaridad y confianza. Al punto de conocer a la suegra antes de saber si quiera si nos íbamos a besar. 
Titín. 1980. Bar Los Galgos. Callao y Lavalle. Capital Federal.
Adaptación de su respuesta. Agosto de 2016. Bar Blanco. Pellegrini y Alem. Rosario.

3 comentarios: