A las que nacieron escuchando a su padre quejarse por no "hacerlas" varón, y luego quejarse por no hacerlo abuelo.
A las que desde niñas dieron vuelta la flecha del supuesto camino correcto.
A las que aprendieron a hacerse el amor a si mismas, a un libro o a un disco, las anti princesas.
A las que se protegen de sus propias alimañas, como Giocondas, haciendo fuerza con otras. Orgullosas de aborrecer la competencia entre nosotras.
A las que hacen historia. Toman fábricas, construyen comités para tener en pie de guerra a la familia obrera.
A las que alzan la voz de las que no tienen voz y claman la simpleza de querernos vivas.
A las que hace exactamente cien años estuvieron al frente de la revolución.
A las que explican pacientemente que la igualdad ante la ley, no es la igualdad ante la vida.
A las que ocupan las aulas de las escuelas educando para desterrar del mundo a los sentidos rosas y celestes.
A las que crecimos a contra mano del supuesto éxito salvador. Gordas. Viejas. Negras. Tortas. Trabajadoras.
A las que un día agarraron la pluma, como trinchera. Las que quieren el pan y también las rosas.
A todas nosotras nos verás hoy 8 de marzo, en la calle, peleando por las libertades que nos faltan y orgullosas de ser las mujeres que queremos ser.
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