Puedo relatar cada uno de mis sueños, muchos los escribí.
Salvo las pesadillas, atesoradas en el fondo de mi memoria.
Persecución y carne.
Es costumbre que no sepa en qué día vivo.
Hoy confundí jueves por domingo.
Este mundo nos llama olvidadizos, aún con recueros selectivos.
Puedo mencionar cada uno de mis insomnios,
muchos los escribí.
Salvo aquello importante. Catalogado como urgente
por todos los seres.
Pantalónes, billeteras, apuntes. También carne.
Quizás tenga que prestar más atención a los que cargo.
O escribir más sobre lo cotidiano.
¿Será éste el problema o la sabiduría de los que vivimos más allá que acá?
23/05/2017
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