Este mundo putrefacto invade de hedor a mentes necesarias, como la tuya.
Estas grabado en nuestra generación,
Esa que ni corrió en el 2001.
Pero que creció y abrazó la militancia revolucionaria con ejemplos como el tuyo. Ejemplo de resistencia. De conspiración. De perseverancia. De seguir en pie mientras se ve a los de al lado caer. Esa cuestión fundamental de ponerle el pecho a las derrotas.
Con un nudo en la garganta se leen cada una de las palabras.
Los que te conocieron, escucharon tus anécdotas y risas seguro podrán retratarte mejor que yo, una compañera que te conoció solo por tus intervenciones destacadas en los congresos partidarios. Una de las tantas que se quedó con tu imagen de ser un obrero revolucionario, con personalidad, con dudas, pero por sobre todo con claridad y con precisión de hacia dónde ir, guiado por el entusiasmo de comenzar a ver a la clase ejercitarse.
Por acá cerca del Paraná hay una generación de pibes jóvenes que conociste en el Encuentro de Atlanta, pero que hoy esta aún más extendida. Pibes que pelean por ser reincorporados, como lograste vos, en común con el conjunto de los camaradas de la zona norte. Pibes que se mueren entre las máquinas por desidia patronal. Pero que tejen con la bronca las herramientas para organizarse, y que encuentran en el PTS, y en ejemplos como el tuyo, un camino para trazar conquistas. Conquistas no solo sindicales, algunos comienzan a reconocerse como parte de una larga tradición política y combativa (de la cual vos sos y serás parte), con el objetivo último de erradicar las cucarachas que viven a costa del sudor ajeno. .
Esa energía conspirativa se transmite por todos los poros de nuestro partido, hasta el último nervio. Que no te queden dudas.
Aprendemos. Sacamos lecciones. Todo con el objetivo de vernos festejar la victoria de conquistar un mundo sin hedores, ni putrefacciones. Un mundo sin doble moral, donde la palabra libertad, sea sinónimo de vida. No antónimo.
Para nuestra juventud quedarás grabado en la memoria. ¡Hasta siempre, camarada Leonardo Norniella!