Vuelve pronto y abrázame el pecho de calor,
no dejes que el invierno penetre y entristezca.
Ayer tenias el sabor de la felicidad,
y hoy te escondes tras el
deshilachado espanto de la nube azul.
No sería capaz de reprocharte,
pero no hagas del dolor
una costumbre.
Soy paciente, sé que ya aprenderás,
a separarte de esa maldita pesadilla
llamada humedad.
No te acuso por que sé,
que difícil es liberarse
cuando te persigue
el acuoso pronóstico.
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