Es un compromiso,
que no se puede practicar
en la comodidad.
Al contrario,
se trata de desacomodar
las líneas del capital.
Desprenderte del antifaz,
observar a tu alrededor.
Jóvenes de tu edad sin palpitar,
Niños, sin techo donde abrazar,
Viejos flacos sin paladar.
La utopía es pensar que el cambio es
individual,
sé consciente que te propones dar
vuelta el mundo,
comienza a derribar la impostura
conceptual.
Martilla el muro de lo individual,
desapegate de lo material, no es
moral,
se trata de ahondar y desde allí
poder imaginar.
Cuando no tengas qué compartir,
mírate y escribí algunas oraciones
¿te lo imaginas sin propiedad?
Sumérgete en la profundidad,
del sofocón, verás nacer
un vómito odioso a lo banal.
En una sociedad donde el dinero
establece quienes pueden soñar,
los revolucionarios entendemos que
en una charla
en una batalla
en una mirada
podemos trasladarnos a aquel universo.
Donde poder mirar las estrellas durante
horas,
no sea un evento donde otros son los
protagonistas.
Conoceremos el mundo,
te lo prometo,
al principio no viajaremos por ocio,
el objetivo será el ideal.
Crecemos viendo como se desmorona el
alrededor,
pero muy a su pesar
pudimos encontrar la igualdad,
que nos hizo hermanarnos en la
necesidad
de revolucionar los poros,
formando la trinchera para
fantasear
aquella batalla donde los de
arriba nos verán ganar.
Hablamos de revolución porque podemos
cambiar, e imaginar.
-Para M., quien me enseño a volar-
emoción
ResponderEliminar